
Desde nuestra atalaya docente, la mayoría de las veces que practicamos el complicado ejercicio del "saber escuchar" a nuestros alumnos, que hoy por hoy debería explicarse como ciencia en algún seminario, comprobamos que desde temprana edad nuestros "niños -personas" quieren comunicarnos sentimientos y sensaciones que a menudo relacionamos con nuestro mundo, el de los adultos.
Por cierto, en los tiempos que corren, ¿dedicamos el suficiente tiempo a escucharles? o ¿tenemos el suficiente tiempo para dedicarnos a escuhar a nuestros hijos?
¡En esta sociedad, el tiempo va tan deprisa!
Si toda comunicación debe llevar imlpícita un respeto entre el que comunica y su interlocutor, esas pequeñas muestras que a diario nos deja nuestro alumnado de infantil y primaria nos expresa que ellos también quieren opinar de cuanto ven y escuchan en casa y en la escuela.
Así, ¡cuántas cosas de las que nos cuentan!, nos deben dar pie a padres y educadores para aprovechar a exponer nuestras propias opiniones y explicar aquellas otras relacionadas con el tema.
Escucharles más es también respetarles más.
Ellos aún están en la primavera de su vida. Y, al llegar la primavera todo se llena de bellos colores y nuevos sonidos.
Contemplar su (la) Naturaleza en silencio es una buena manera de descubrir y descubrirles que no estamos-están solos.
Disfrutar durante este periodo de la variedad de tonalidades (cambios) que se pueden observar al caminar por montes, arboledas, parques, jardines... y apreciar los sonidos (de la vida) que en ellos encontraremos es una manera como cualquier otra de emplear bien el tiempo.
Descúbreselo a quien te acompañe.
Dediquemos muchos ratos a estar con ellos.
Escuchémonos juntos para respertarnos siempre.
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